Pedagogía y Comunicación
Pedagogía y Comunicación

Comunicación para el Desarrollo

 

El documento ordena y formaliza, en forma excesivamente breve y por lo tanto provocativa, más de cuarenta años de experiencias en los ámbitos rurales, de urbano marginados y universitarios, en la producción y uso de mensajes de comunicación para el desarrollo.

Se plantea una aproximación al concepto del proceso de desarrollo, de los sujetos del mismo y de los diferentes tipos de mensajes requeridos para dicho proceso. La necesidad de lograr sistemas de elevado nivel de eficiencia plantea un nuevo modelo de comunicación y permite priorizar las diversas categorías de mensajes. El mismo requerimiento de eficiencia lleva a mencionar los procesos que van desde el estímulo que conlleva información a los conceptos emergentes de su procesamiento neuronal. Lleva, asimismo a los criterios de selección de los instrumentos adecuados, entre ellos y en forma creciente la Red, para producir, conservar y reproducir mensajes de comunicación para el desarrollo y al tema del personal requerido para este tipo de actividad.

 

 

 

Requerimientos de una intervención en pro del Desarrollo.

 

Independientemente del modelo por el que se opte, toda intervención tendiente a generar desarrollo requiere cuatro elementos básicos:

 

a) Voluntad política, vale decir, una decisión acordada en términos sociales, que la clase política acepta y se propone implementar y que la sociedad civil conoce y comparte.

 

b) Participación de los sujetos implicados en el proceso de desarrollo propuesto, entendiendo que participar es obtener o recuperar espacios de poder social que han sido negados o expropiados.

 

c) Elevado nivel de eficiencia en los procesos, de investigación, productivos y sociales, que pueden conducir al Desarrollo, así como eficiencia y claridad en los procesos de gestión. Y

 

Condición necesaria aunque, quizá, no suficiente.

 

d) Un sistema de Comunicación para el Desarrollo.

 

Satisfacer los tres primeros requerimientos mencionados exige contar con propuestas, modelos, instrumentos y personal formado en el conocimiento, manejo y uso de teorías, sistemas  y modelos de Comunicación para el Desarrollo.

De no existir lo antes citado será muy difícil lograr acuerdos al interior de la sociedad  civil y entre esta y la clase política ya que, sin comunicación, no será posible explicitar las diferencias y concordancias como paso previo a lograr acuerdos sobre las mismas. Tampoco será posible lograr la participación de los sujetos en los procesos que se le proponen, pues nadie emplea tiempo y esfuerzos en una tarea cuyos objetivos desconoce y en la elaboración de los cuales no ha participado. Y será imposible contar con niveles de eficiencia adecuados en ninguno de los niveles mencionados, pues se carecerá de sistemas de Comunicación Pedagógica, que son imprescindibles para compartir con los sujetos un insumo clave para alcanzar la eficiencia necesaria. Desde luego la sustentabilidad de los procesos requiere del insumo ya citado, el “Saber”, para disponer del cual se requiere disponer de sistemas de Comunicación.

 

 

Desarrollo: ¿Que entendemos por Desarrollo?

 

En general se entiende que desarrollo es el resultado conjunto, en proporciones variables, de un abanico de elementos: Crecimiento, Aceleración constante del mismo, Urbanización, Industrialización, Tecnificación, son los más frecuentemente mencionados.

Quizá una cierta proporción de algunos de ellos sea parte integrante de un proceso de desarrollo, pero ninguno de ellos, ni todos juntos, son sinónimos del mismo.

El crecimiento, como ya indicaron algunos trabajos del Club de Roma hace bastantes años, tiene límites muy claros, determinados por el agotamiento de los recursos naturales, de las fuentes de energía fósiles no renovables, por la destrucción de los ecosistemas, aún antes de que conozcamos toda su riqueza y potencialidades y por la polución del medio ambiente. Sea dicha polución atmosférica, sonora, química, radiactiva o visual.

La aceleración conduce a los procesos de especulación financiera que han sacudido a la mayor parte de las naciones durante los últimos años.

El crecimiento de las megalópolis, mayoritariamente en países en desarrollo, plantea costos externos de todo tipo que deben ser pagados por toda la sociedad.

Y en cuanto a la industrialización y tecnificación, creemos que lo sucedido con la Talidomina, la aparición de la encelopatía espongiforme en el ganado vacuno, los accidentes de Seveso, Bhopal, Three Miles, Chernobyl, más recientemente Fukushima, para no hablar del Exxon Valdez, el Prestige y otros desastres del mismo tipo por ellas generados, deben cuando menos someter a revisión el valor de las mismas.

 

Entendemos que el Desarrollo es un proceso permanente, endógeno, autogestionado, y sustentable de mejora de la calidad de vida biológica, afectiva, cognitiva y cultural de todas las personas, con prioridad a los que se encuentran hoy en peores condiciones sanitarias, nutricionales y culturales. La sustentabilidad debe darse en cuatro niveles:

 

Económico, ya que la inversión que se realice debe lograr un  retorno igual o mayor, aunque dicho retorno no necesariamente debe ser financiero, ya que puede ser social y medible con indicadores de Felicidad Interna Bruta, como alguien propuso, y no mediante el PIB. Este último indicador sólo mide una parte de las transacciones comerciales, pero ignora aportes como el de los mercados clandestinos (drogas, armas, especies vulnerables, mujeres, órganos para transplantes, etc.) y, sobre todo, ignora los aportes de la mujer a la reproducción biológica de la especie y a la reproducción o modificación de sus valores éticos y culturales. Pero, claro está, estos aportes no se efectúan en un mercado que los documente mediante algún tipo de constancia sujeta a impuestos.

 

Ecológico, ya que no puede alcanzarse un real desarrollo si lo hacemos mediante la destrucción del ecosistema en que vivimos y del que formamos parte. Y no por razones solamente filosóficas o ideales, sino porque cada vez que desaparece una especie vegetal o animal podemos estar a punto de perder la cura del cáncer o cualquier otro producto sanitario como la aspirina o como la penicilina. Y son más las especies animales y vegetales que desconocemos por completo que las que hemos estudiado hasta el momento.

 

Energético, ya que no podemos seguir malgastando energía como si fuera inagotable. Según Georgescu Roegen, en el oeste medio estadounidense se gastan nueve calorias de energía para producir una caloría de alimentos. Es claro que este modelo de “agricultura del petróleo” no es viable en términos energéticos a mediano y largo plazo. Y no parece necesario reiterar lo evidente del gran desperdicio de energía en las megalópolis, debido a las necesidades de transporte que  generan, y aún a nivel de las construcciones habitacionales que exigen cada vez mayores consumos de energía, sea en refrigeración, como en calefacción. En términos físicos necesitamos procesos que tiendan a reducir la entropía y no a incrementarla.

 

Equidad, ya que no es posible que la distribución de riqueza se torne cada vez más asimétrica y que el uno por ciento de la población mundial se apropie del sesenta por ciento de toda la riqueza generada, en tanto que el veinte por ciento del quintil de menores recursos no logre más del uno por ciento. No es posible que, cuando usted haya llegado a este punto de lectura, desde que la inició hayan muerto de hambre aproximadamente treinta niños menores de cinco años, sin hablar de muchos más cuyas carencias nutricionales han frenado el desarrollo completo de su sistema nervioso y, por lo tanto, estarán en condiciones de inferioridad para el resto de sus vidas. Y esto es inadmisible, no sólo por razones éticas, sino porque, además, podemos estar perdiendo capacidades, y hasta genios, antes de darles la oportunidad de manifestarse.

 

En el estado actual de nuestras sociedades, cuando se trata de generar procesos de desarrollo, independientemente de cual sea el modelo por el cual se opte, se vuelcan al proceso diversos insumos. El fundamental es el capital que puede invertirse, y de hecho se invierte, de diversas formas.

 

La primera es la inversión en infraestructuras: vial, ciudadana, portuaria, industrial, o en sistemas de irrigación, desde represas y canales, hasta plantas de desalinización.

El segundo campo de acción del insumo “capital” es su manifestación como crédito. Destinado éste a la dotación de bienes de capital o a la operación en las Pymes, y a disponer de agroquímicos, maquinaria y las mal llamadas semillas mejoradas, en el área rural.

 

Pero, en forma generalizada, falta un insumo imprescindible, aunque no suficiente, para el manejo eficiente de los demás insumos o para asegurar las condiciones de sustentabilidad que exige cualquiera de los modelos de desarrollo que se adopte: el insumo “Saber”.

 

Este insumo, derivado de la investigación en ciencia pura, aplicada y tecnológica, no tiene ni ha tenido los niveles de financiación requeridos, a menos que se vuelquen al área militar.

Sin este insumo, que permite generar participación y eficiencia, la infraestructura carecerá del nivel de mantenimiento requerido y se transformará en ruinas.

El crédito, al que los ejidatarios del Bajío mexicano llaman “la droga”, se transformará en deuda impagable, dada la conocida irresponsabilidad de la banca en sus colocaciones, si no existe el insumo “saber” que permita al usuario conocer las condiciones y, más aún, optar por el ahorro una vez que conoce el costo del dinero.

Los agroquímicos que, según datos recopilados por las Naciones Unidas, causan más de un millón de muertes al año, además de malformaciones y abortos, se transforman en agrotóxicos, si no se cuenta con el insumo mencionado.

La maquinaria deviene rápidamente en chatarra, por falta de preparación en el manejo y el mantenimiento requeridos.

La semilla mejorada se transforma en dependencia y en erosión genética. Y, lo que es más grave, con estas semillas se llevan al campo biológico, sin el necesario principio de cautela, criterios de calidad del campo industrial. En este último uno de los elementos fundamentales de la calidad reside en la homogeneidad de las líneas de producción y sus productos. En el campo biológico, al igual que en el social, un elemento primordial de calidad se encuentra en la diversidad. Los monocultivos, las plantaciones forestales formadas por clones y la homogeneidad del germoplasma, son un peligro latente para la existencia futura de elementos vegetales que sustenten nuestra vida. 

 

 

El Saber” y su papel en los procesos de Desarrollo.

 

Entendemos como Saber al resultado de la integración cuidadosa de algunos elementos de la Sabiduría tradicional con otros elementos de la investigación científica moderna, en parte volcada a la revisión y formalización de la primera. Siguiendo a Porto Goncalvez, podemos decir que la sabiduría está inscripta en la cultura personal, en tanto que el conocimiento científico es descripto desde una mirada externa.

Este insumo, generalmente ausente en la mayor parte de las intervenciones para generar procesos de desarrollo, tiene algunas características que lo tornan único.

En primer término, es un insumo intangible, lo que dificulta su valoración por parte de los sujetos del desarrollo. También resulta difícil valorarlo porque los resultados de su empleo se perciben a mediano y largo plazo. Y la mayor dificultad para su valoración se encuentra en el hecho de que se lo lleva al sujeto utilizando los códigos, nivel de tratamiento, estructura de relato e instrumentos, determinados sin consulta con el presunto beneficiario del mismo, de manera que termina siendo un perjudicatario más de un sistema de enseñanza que no toma en cuenta los modelos de aprendizaje del sujeto.

Pero presenta dos ventajas inapreciables. Es el único insumo que crece con el uso. No sufre desgaste ni deterioro, sólo puede requerir en algunas oportunidades actualización. En segundo término, es el único insumo inexpropiable.

Es el insumo que permite asegurar la autogestión y el seguimiento autocorrectivo de los procesos que se ponen en marcha.

Asegura también la sustentabilidad en los cuatro niveles que se citaron: Económica, Ecológica, Energética y de la Equidad.

Y, por último, asegura la eficiencia y transparencia en la gestión de los procesos que se ponen en marcha, ya que permite y es imprescindible para la participación.

 

Pero si queremos compartir este insumo con los sujetos, para que el desarrollo sea real, endógeno y autogestionado, para que los recursos que los países industrializados vuelcan a los procesos de desarrollo no sean la parodia enunciada como el dinero de los pobres de los países ricos destinado a los ricos de   los países pobres, se requiere disponer de modelos, teóricos y operativos, instrumentos adecuados a los destinatarios y los contenidos, y personal formado en el área de la:

 

 

Comunicación.

 

Se la puede definir de muy diversas maneras. Como la producción y uso de signos que al ser intercambiados permiten a las personas vivir en sociedad. O bien como la construcción conjunta de mensajes. O como la producción, procesamiento, conservación y reproducción de mensajes, con o sin el uso de instrumentos de intermediación en dichas etapas.

 

Habitualmente se le atribuye el modelo teórico Emisor Medio Receptor que sus creadores

Wiener, Turing, Shannon y varios otros habían denominado modelo de Información. Este modelo nace durante la segunda guerra mundial, en la década de 1940. Los Aliados bombardeaban el territorio ocupado por el Eje y necesitaban dar indicaciones a los pilotos de los aviones. Para ello utilizaban equipos de radio, costosos, pesados, de gran consumo de energía y sometidos a todos los ruidos que provocaban las frecuentes tormentas eléctricas del Mar del Norte. Se reune un grupo del más alto nivel científico para estudiar el problema y buscarle solución. La encuentran en el modelo citado e incluyen la Realimentación como elemento de control. Si el piloto (Receptor) podía repetir (al Emisor) la orden recibida era claro que la había comprendido. Nace, pues, este modelo en el seno de una de las estructuras más verticales que han creado las sociedades humanas: el ejército. Y en este modelo el Emisor manda, ordena, impone, y el Receptor acata, obedece y cumple. Es un modelo totalmente vertical y autoritario. Al rebautizarlo como modelo de Comunicación, se lo apropian los medios masivos, que pueden ser de información pero, salvo raras excepciones, no son de comunicación. Comunicar, etimológicamente, viene del latín “comunis facere”, hacer juntos y ese no es el caso de los medios masivos. Cuando iniciamos nuestras actividades en el área de la Comunicación para el Desarrollo fue este el modelo teórico que encontramos. Sabíamos ya que no hay nada más práctico que una buena teoría y, por lo tanto, aplicamos la que el referente científico nos proponía: E - M R, con el añadido de un sistema de realimentación. Y, claro está, nos situamos en nuestro rol de comunicadores en el entorno, al amparo o a las órdenes, del Emisor.

Es claro que, al utilizar este modelo, el Receptor pasa a la categoría de objeto pasivo, en tanto que cualquier proceso de real desarrollo debiera considerarlo como sujeto activo.

Y comenzamos a encarar ineficiencias y fracasos en nuestras intervenciones para llevar información y para compartir Saber con los sujetos del desarrollo. Con frecuencia los temas que le proponíamos no eran de su interés; otras veces los mensajes que le llevábamos estaban construidos con códigos, tanto verbales como icónicos, que no le eran familiares o comprensibles; muchas veces el nivel con que tratábamos el tema estaba muy por encima o muy por debajo del que los sujetos manejaban. Otras veces usábamos estructuras de relato ajenas a las que le eran más familiares. A veces usamos instrumentos de producción y reproducción de los mensajes que no eran los adecuados a los niveles de educación formal y a los hábitos perceptivos de los sujetos. Y, por último, el momento destinado al intercambio de los mensajes era establecido en función de las disponibilidades y horarios del emisor, sin consultar cuales eran los momentos más adecuados al receptor que respetaran sus procesos productivos y los sociales (etapas de los procesos productivos y pautas culturales). Es decir, descubrimos que no podíamos convocar al sujeto en periodos de siembra o cosecha y que tampoco podíamos hacerlo en el horario que dedicaba a sus tareas productivas o durante las festividades locales.

 

Llegamos a la conclusión de que para lograr los niveles de eficiencia requeridos, los contenidos, los códigos, el nivel inicial, la estructura de los mensajes, los instrumentos para producirlos y reproducirlos y el momento de intercambio de los mensajes con los sujetos debían ser consultados con, o establecidos en función de, aquellos que eran hasta ahora los receptores pasivos. Además incorporamos un elemento de la Sabiduría que recogimos en el Altiplano andino: “Si lo oigo, lo olvido; si lo veo, lo recuerdo; si lo hago, lo aprendo”. De ahí que todo Paquete Pedagógico Multimedial tiene, además del componente audiovisual (video) y el gráfico-literario (cartilla), un Trabajo práctico que permite comprobar el nivel de aprendizaje, si la propuesta es o no apropiable, y dejar un resultado concreto del trabajo educativo, para transformar el capital intangible “Saber” en un resultado tangible y valorable.

Al hacerlo así dejaban de ser el público blanco (target audience) al cual se le disparan los mensajes más letales que se pueden construir, y devenía Interlocutor en el proceso de diálogo que se le proponía. Interlocutor en y para los niveles mencionados; Participante en el momento de intercambio de mensajes; para devenir Usuario del contenido de los mismos si es que estos le hablan de los problemas que enfrenta, en un lenguaje que no implique la práctica de lo que denominamos “terrorismo académico”, con niveles  que no lo traten como si fuera un minusválido intelectual o candidato a algún premio Nobel y con los instrumentos que le facilitan la apropiación de los contenidos.

 

Llegamos entonces al modelo teórico Interlocutor – Medio – Interlocutor en el cual se sitúa al comunicador, manejando los Medios, entre los dos universos de Interlocutores: el de los decisores científico-técnicos, o políticos, o culturales y el de los sujetos de desarrollo, ya no objetos para cumplir metas.

 

La decisión de utilizar medios audiovisuales en una época tan temprana como la década del 60 del siglo pasado, se basaba en tres razones básicas. Poder conservar los mejores mensajes pedagógicos para reproducirlos ante grupos cuya reiteración conducía a la masividad y, por lo tanto, a democratizar los procesos educativos y a tornarlos eficientes. En segundo lugar por lo adecuado de dichos medios para mostrar lo muy pequeño, lo muy grande, lo muy lento o lo muy rápido, lo muy lejano y lo inaccesible, es decir, para superar las limitaciones de la percepción sensorial. En tercer lugar, superar lo que se considera “barrera” del analfabetismo. Pero no hablamos de “televisión educativa” (toda la televisión educa, pero no siempre bien), sino de Pedagogía Audiovisual o Multimedial, en la que el sustantivo es la propuesta pedagógica y lo audiovisual o multimedial es el instrumento adecuado para llevar a la práctica dicha propuesta.

 

Y llegamos a la conclusión de que los procesos de Comunicación para el Desarrollo requerían de la producción de tres tipos de mensajes de Comunicación y otros tres tipos de mensajes de Información. Como en toda clasificación los límites tienen un cierto nivel de arbitrariedad y el mismo mensaje puede transportar diversos tipos de contenidos.

 

Comunicación Pedagógica, destinada a compartir Saber con los interlocutores masivos, como insumo imprescindible, aunque no suficiente, para el Desarrollo.

Comunicación Científica, para que la sociedad civil tenga participación en las decisiones de estímulo o freno a las investigaciones en ciencia pura, aplicada y tecnológica.

Comunicación para la Organización Participativa, que facilite el paso de los sistemas de democracia representativa, que la experiencia demuestra fallidos o ineficientes, a los sistemas de democracia participativa.

Información de Mercado, para reducir sus imperfecciones y opacidad, ya que tal como afirma Kenneth Galbraith el mercado “no es ni perfecto ni transparente”.

Información Tecnológica, para facilitar la selección de instrumentos eficientes y compatibles con las sustentabilidades económica y ecológica.

Información Social, para enriquecer la diversidad, la cultura, la tolerancia, el respeto por los otros y mejorar las opciones políticas de los sujetos de desarrollo.

 

Y aquí debemos hacer una digresión con el objetivo de disipar una confusión, por desgracia muy frecuente, entre datos e información. Los datos son la expresión, generalmente cuantificada, de cantidades y/o cualidades mensurables de la realidad. Pero por si solos no siempre significan información. Para serlo deben llenar un conjunto de condiciones o ser procesados para que las cumplan: a) deben ser oportunos ya que los datos fuera de plazo, salvo para la elaboración de series históricas, no prestan ningún servicio, b) deben tener un mínimo nivel de predicción ya que, tanto en los procesos de mercadeo como en los de producción biológica, las decisiones que tomamos hoy muestran resultados a mediano y largo plazo, c) deben ser fiables, o indicar el margen de error, ya que la falta de exactitud conduce a la toma de decisiones erróneas o peligrosas, d) deben ser accesibles, estar disponibles, para el usuario, ya que las asimetrías en la disponibilidad de información son grandes contribuyentes a las imperfecciones del mercado, e) deben ser inteligibles en términos de percepción y de codificación, es decir, deben tener un tratamiento comunicativo y una traducción de códigos que eviten la práctica del que hemos denominado “terrorismo académico” y f) deben ser útiles, es decir, deben tener valor de uso y no limitarse a ser una mera demostración de erudición con valor de signo. Sólo cumpliendo estos requisitos los datos pueden ser considerados como, o transformados en, Información.

 

Desde el punto de vista de los formatos de mensajes que responden a las seis categorias citadas, podemos hablar de: Paquetes Pedagógicos Multimediales, Informes Institucionales, Informes Científicos y Técnicos, Informes de Mercado, Diagnósticos de Situación (educativa, sanitaria, productiva, de mercado, de infraestructura, etc.), Intercambio de Experiencias, Documentales y obras de autoexpresión que pueden llegar a ser artísticas.

 

 

El sistema nervioso, la percepción y el aprendizaje.

 

Ahora bien, todos estos mensajes, independientemente del tratamiento instrumental que se les de, serán recibidos por el destinatario, o Interlocutor, mediante la vista y el oído y, en el caso de los paquetes pedagógicos, reforzados mediante la adquisición o perfeccionamiento de destrezas psicomotrices. Sabemos que la fatiga es el peor enemigo de la comprensión y del aprendizaje, por lo que el tratamiento formal de los mensajes debe considerar un marco teórico que los facilite y no los obstaculice. Este marco teórico, del cual se derivan todas las normas de producción y pedagógicas de los mensajes, consiste en un modelo de la actividad  del sistema nervioso central y periféricos sensorial y motriz con que operamos para realizar los procesos de percepción y aprendizaje que nos interesan.

 

El cerebro, que no es más del 2 al 3% de la masa corporal de cualquier persona, recibe el 25% de toda la sangre que bombea el corazón y consume el 23% de toda la energía que consume el cuerpo humano. Opera en forma permanente, estemos despiertos o dormidos, soñemos o no. La unidad básica del sistema nervioso es la neurona y en un niño existen entre setecientos mil millones y un billón de neuronas, que pueden conectarse entre ellas mediante sinapsis. Cada neurona puede establecer entre diez y diez mil contactos de este tipo. Cuando estamos despiertos las neuronas disparan potenciales de acción o diferencias de potencial a un ritmo de 40 Hz., en forma sincrónica. Sobre estos potenciales se instalan las señales nerviosas provenientes del sistema nervioso periférico sensorial, modulándolos de tal forma que obtenemos en forma constante una representación del mundo exterior y de nuestro propio cuerpo. La mente, o conciencia, no es más que la representación por circuitos neuronales de ambas realidades. Es un estado emergente de la actividad de las neuronas y así como las representa, también puede actuar sobre ellas.

 

De acuerdo a Bunge el sistema nervioso está conformado por dos tipos de redes neuronales: las comprometidas, encargadas de los procesos automáticos destinados a la supervivencia biológica inmediata, y las plásticas, encargadas de los procesos de aprendizaje. Ambas son programadas genéticamente, pero las segundas pueden desaparecer si no se las utiliza hasta una edad no superior a los cinco o siete años.

 

Según Llinás, que cita a Ramon y Cajal, el aprendizaje consiste en el establecimiento de nuevas redes y contactos sinápticos entre las neuronas que las constituyen. El que estos contactos se transformen en permanentes dependerá del uso que hagamos de los mismos. Si no es un uso frecuente el cerebro los eliminará, ya que su elevado consumo de energía no le permite mantener en operación sistemas innecesarios. Si, por el contrario, el sistema de contactos que representan un nuevo precepto es utilizado con frecuencia, se transforma en un estado de red permanente.

 

Según varios autores los sentidos que más aportan a la conformación de la conciencia o mente son los visuales, hasta un 90%, los sonoros, hasta un 6% y el 4% restante proviene de los demás sentidos. Según otros es el movimiento y la interacción física con el entorno lo que proporciona mayor cantidad de elementos. No por nada sólo los seres vivos que se mueven y desplazan tienen sistema nervioso y los vegetales, inmóviles, carecen del mismo.

En ambos casos el estímulo, la luz (una parte reducida del espectro electromagnético) en el caso de la vista y las variaciones de presión del aire (entre treinta y quince mil por segundo) en el caso de la audición, deben ser transformados en señales nerviosas por los terminales especializados del sistema periférico sensorial. Conos y bastones en la retina y cilias en el oído se encargan de transformar los estímulos en señales. Existe un umbral inferior, debajo del cual no se generan señales (umbral de Fechner) y un umbral superior superado el cual se produce la destrucción del terminal sensible (umbral del dolor).

Mirar al sol fijamente durante cinco minutos o menos, produce ceguera y participar en un evento recreativo en entornos cerrados, cuando hay música, produce sordera progresiva.

 

Las señales derivadas de los estímulos son procesadas por el Sistema Nervioso Central. Un análisis de similitudes y diferencias con otros estímulos preexistentes, de relaciones  de color y forma, ponderales, afectivas, conduce o bien a reforzar un precepto ya establecido o bien a generar un nuevo conjunto de relaciones sinápticas, o redes, que equivalen a uno nuevo. Este proceso es altamente redundante y vincula o relaciona estados afectivos con procesos cognitivos, de tal forma que la ausencia de los primeros con carácter positivo puede poner obstáculos y aún impedir los segundos.

 

Por otra parte, cuando a un mismo terminal llegan estímulos diferentes que no siempre llevan al mismo precepto, algunos serán señales y los demás serán ruido. Pero el cerebro debe analizarlos todos, estableciendo los contactos sinápticos requeridos para ello y consumiendo grandes cantidades de energía, hasta descubrir que algunos son ruido. En ese momento debe desactivar los contactos que lo representan, lo que implica un nuevo gasto de energía. Como el consumo genera fatiga y la fatiga es enemiga de la comprensión y el aprendizaje,  al producir mensajes debemos limitarnos a colocar en ellos estímulos con significado y a evitar aquellos que no son más que ruido.

 

Resulta claro, de lo anterior, que si hacemos operar diversos terminales para procesar los estímulos que conducen a un nuevo precepto, estamos facilitando el trabajo del cerebro y mejorando el aprendizaje. De nuevo “si lo oigo, me olvido; si lo veo, me acuerdo; si lo hago, lo aprendo”.

 

Cuando usted lee estas páginas el mayor estímulo que reciben los terminales de su retina es el blanco del papel y la carencia de estímulo, letras negras, conlleva la información. Y, además, el contraste es máximo. Es claro que no podemos modificar las técnicas de impresión, pero cuando producimos mensajes audiovisuales sí es posible hacer que los signos sean los que estimulen y el fondo no. En general usamos signos alfanuméricos con color amarillo, sobre fondo azul oscuro. Tampoco usamos blanco sobre negro, ya que el contraste excesivo también produce fatiga.

 

Dijimos que si no existe una actitud afectiva positiva los procesos de aprendizaje cognitivo se pueden ver dificultados y, aunque Vigotsky plantea que “los afectos se contagian y el saber se comunica”, encontramos en la economía algunos conceptos que son funcionales para los procesos de aprendizaje, al generar estados de ánimo favorables al mismo.

 

En la economía clásica (D. Ricardo, A. Smith, los fisiócratas franceses, etc.) se postula que todo producto realizado por las personas cae en una de tres categorías: lo imprescindible, lo útil y lo superfluo. Y en el modelo marxista se dice que todo producto tiene tres valores: de uso, de cambio y de signo.

Si logramos que nuestros mensajes de enseñanza, destinados al aprendizaje, contengan lo imprescindible y lo útil, pero nada superfluo, logramos un estado afectivo positivo para el proceso de aprendizaje.

Si al iniciar un proceso pedagógico explicitamos el valor de uso que el conocimiento puede tener para el participante en el mismo, si reducimos el valor de cambio (pero sin eliminarlo por completo, ya que lo que no cuesta, no vale), e ignoramos el valor de signo, estaremos generando una actitud afectiva positiva y en vez de bloquear el aprendizaje, como es ya habitual, lo estaremos facilitando.

De este modelo derivan un conjunto de pautas para la producción y el tratamiento formal de los mensajes y para la estructura pedagógica de los mismos. Sin ignorar que el esfuerzo de aprendizaje es personal e intransferible, nuestra tarea es optimizar dicho esfuerzo y lograr los máximos niveles de aprendizaje con el mínimo nivel de fatiga, es decir, generar procesos pedagógicos de elevado nivel de eficiencia.

 

Hemos mencionado hasta ahora el concepto de desarrollo con que operamos, el modelo teórico de comunicación que nos vimos obligados a formular en base a las experiencias reales con los sujetos con que operamos, los diversos tipos de mensajes requeridos y un modelo teórico de percepción y aprendizaje que nos permite orientar los procesos de enseñanza que realizamos. Ya que estos procesos de comunicación vinculan casi siempre universos masivos de población, creemos necesario un cierto nivel de intermediación técnica que asegure la homogeneidad de los mensajes, así como la mejor calidad científica, técnica, pedagógica y comunicativa. Por ello se requiere el conocimiento, manejo y uso de:

 

 

Instrumentos para los procesos de Comunicación para el Desarrollo.

 

En la selección de los instrumentos requeridos para producir, conservar, procesar y reproducir los diversos tipos de mensajes que hemos mencionado, es necesario considerar  cuatro parámetros básicos:

 

Los contenidos de los mensajes, los interlocutores o destinatarios de los mismos, los recursos de que se dispone y, por último pero más importante, la disponibilidad de personal  en condiciones de, y formado para, realizar acciones de Comunicación para el Desarrollo.   

Veamos cada uno de los puntos citados.

 

Teniendo en cuenta que los recursos siempre serán escasos o ajustados, debemos optar por el instrumento que mejor eficiencia nos ofrece. Si queremos dar aviso del riesgo de un maremoto, no vamos a imprimir un folleto, o editar un libro o registrar un video, sino que utilizaremos la radio, el teléfono y la Red en sus diversas variantes (correo, facebook, twiter) y, si las condiciones lo facilitan, la Televisión, si bien los costos de esta última la tornan casi inaccesible para procesos de desarrollo. Pero si queremos capacitar a la población para que tome precauciones y sepa construir adecuadamente sus viviendas o conocer las rutas de emergencia para ponerse a salvo, utilizaremos folletos, videos y Paquetes Pedagógicos Multimediales, elaborados para convocatorias grupales y que incluyan las prácticas necesarias para internalizar el conocimiento que se propone.

Si pensamos en los destinatarios y queremos comunicarnos con sectores académicos o políticos, la Red, los documentos escritos y, en ocasiones, la relación interpersonal.

Pero si queremos comunicarnos con población rural o urbano-marginada, dados sus bajos niveles de hábito de lectoescritura, priorizaremos los instrumentos audiovisuales y, para los procesos de capacitación (información, más habilidades intelectuales, más destrezas psico motrices) nos plantearemos el uso de Paquetes Pedagógicos Multimediales.

 

Desde el punto de vista de los recursos enfrentamos varias facetas. Generalmente no son abundantes y, por lo tanto, conviene operar con instrumentos de costos razonables. Pero sucede que cada seis meses aparecen nuevos instrumentos de producción y reproducción de mensajes, de menores costos, menor consumo de energía, mayor calidad y, a cambio de ello, mayor fragilidad y aparición de la obsolescencia programada. En todo caso desde el punto de vista técnico la calidad de los equipos domésticos actuales es igual a la de los equipos profesionales de hace quince años y su costo es veinte a cincuenta veces menor. La calidad de los equipos que se usan en procesos de comunicación para el desarrollo no debe ser definida ni por los técnicos ni por los vendedores de los equipos. Y aquí tiene vigencia el principio de priorizar las neuronas sobre los electrones. El mejor equipo es aquel del cual disponemos y podemos manejar en forma eficiente para los procesos que nos proponemos.

Lo que nos lleva al tema del:

 

 

Personal formado en Comunicación para el Desarrollo.

 

En América Latina existen mucho más de trescientas escuelas universitarias que se denominan de comunicación. Forman, en el mejor de los casos, personal que maneja la Información o aquel que se dedica a la producción de obras de carácter artístico. Generalmente preparan manipuladores para el maquillaje de organizaciones ineficientes, son los relacionadores públicos, o manipuladores para inducir a determinadas pautas de consumo, son los publicistas. Pero no existen escuelas de ningún tipo que formen Comunicadores para el Desarrollo. En más de cuarenta años de trabajo con organizaciones de las Naciones Unidas, cada vez que se proponía poner en marcha un Proyecto de Comunicación para el Desarrollo, o este componente en un proyecto más acotado técnicamente, la primera actividad consistía en la formación de los profesionales necesarios para implementarlo.

 

Es decir, buscábamos contar con el personal que pudiera definir, en contacto con el destinatario o Interlocutor masivo y en contacto con el universo de los decisores políticos, científicos y técnicos, los contenidos de los mensajes necesarios, los instrumentos que eran funcionales para producirlos y reproducirlos y que estuviera en condiciones de manejarlos con criterios de eficiencia adecuados a los recursos disponibles.

 

En esta área encontramos dos criterios generalizados y de escaso o nulo valor. El primero es la creencia, implícita e internalizada, de que el que sabe hacer sabe enseñar. El conocimiento se ordena según lógicas diferentes de acuerdo al uso que se le propone. Una de las lógicas es la de la producción, otra es la de la investigación y la tercera es la lógica en que se ordena el conocimiento para compartirlo, la lógica pedagógica. Saber hacer o saber investigar, como muchas veces habrán experimentado, no es equivalente a saber enseñar. Pero las intervenciones que ignoran el papel del comunicador pedagógico, descargan en los técnicos la tarea para la cual no han sido formados, ya que en ninguna carrera técnica se enseña ni Comunicación ni Pedagogía.

 

El segundo criterio es aún más generalizado. Ya que todos sabemos hablar, creemos que sabemos Comunicación, del mismo modo que todos aquellos que ven cine se piensan críticos cinematográficos. Nada más falso. La Comunicación es una ciencia social, que toma apoyos en otras ciencias sociales, exactas y naturales para construir su propio corpus de saber integrando elementos de sociología, psicología, biología, neurología, economía y física e integrándolos en una disciplina coherente.

Pero estos dos errores hacen que la Comunicación, imprescindible aunque no suficiente, sea considerada la quinta rueda del carro, incluso en las intervenciones en las que la relación con  la población, los sujetos y no objetos del desarrollo, es fundamental para su éxito.

 

Con los avances técnicos y la aparición de la informática, es frecuente que se ponga en manos de los informáticos la producción de mensajes. El problema es que los informáticos están bien preparados para procesos de intercambio de datos entre máquinas, pero no siempre lo están para el intercambio de signos entre conciencias. De ahí los diseños ineficientes que observamos en muchas páginas y los intentos de introducir en ellas elementos, supuestamente estéticos, que sólo responden a la moda del que maneja los instrumentos.

 

Para finalizar, creemos que este punto del personal formado en los modelos y manejo instrumental de la comunicación para el desarrollo, es el punto clave para cualquier proceso que pueda conducir a un verdadero desarrollo.

Vale decir que encargar la producción de mensajes para el desarrollo a una agencia de publicidad o a medios masivos que, reiteramos, no son de comunicación, salvo algunos mensajes de información, es perder el tiempo y el dinero, ya que no están habituados a la estética de dichos mensajes, basada sobre todo en criterios de calidad perceptiva, de claridad, de nivel de densidad que no produzca fatiga y en los procesos de interacción con los destinatarios, que permita transformarlos en reales interlocutores de un proceso verdaderamente comunicativo.

 

 

 

 

 

 

 

Bibliografía.

 

Sólo una mención limitada y reducida de los autores, cuyas obras se localizan en la Red con cualquiera de los sistemas de búsqueda disponibles, que coadyuvaron a la formalización de las propuestas realizadas y que este breve documento resume.

 

 

En el área de la Economía:

 

Alvarez Puga, Eduardo

Galbraith, Kenneth

Georgescu Roegen, Nicholas

Lekachman, Robert

Marx, Karl

Max Neef, Manfred

Sen, Amartya

Stiglitz, Joseph

 

 

En el área de los procesos de aprendizaje:

 

Freire, Paulo

Gimeno Sacristán

Luria, A. R.

Vigotsky, Lev

Piaget, Jean

Varela, Francisco

 

 

En el área de la neuropsicobiología:

 

Bunge, Mario

Cavalli-Sforza, Luigi

Changeux, Jean Pierre

Damasio, Antonio

Hebb, Donald

Kanizsa, Gaetano

Levi Montalcini, Rita

Llinás, Rodolfo

Schrodinger, Erwin

 

 

En el área del Desarrollo:

 

Chomsky, Noam

Porto Goncalvez, Carlos Walter

 

En el área de la Comunicación:

 

Bourdieu, Pierre

Calvelo Rios, J. Manuel

Castells, Manuel

Eco, Umberto

Penrose, Roger

Wiener, Norbert

 

J. Manuel Calvelo Rios.

 

Santiago, Noviembre del 2013.