(Octubre 1993, La Platina, Chile)
Intervención de Manuel Calvelo Ríos
Experto en Comunicacion FAO,
Director Proyecto Comunicación para el Desarrollo en America Latina
Creo que todos los participantes de una manera u otra, estamos haciendo intentos de producir y de usar mensajes para el Desarrollo Rural, es decir, somos colegas de trabajo y si podemos pelearnos un poco, vamos a poder construir algo en forma conjunta.
En principio, dudo del titulo de este seminario y lo cuestiono:
"Las Comunicaciones desde el Estado hacia el Ambito Agrícola". No me parece correcto, pues las comunicaciones ocurren entre, y no desde-hacia. Para que exista comunicación tiene que haber interlocutores y una construcción conjunta de los mensajes.
Entonces, el titulo real seria "La Información desde el Estado hacia el Ambito Agrícola", porque la información si va desde-hacia.
En cambio, la comunicación se construye de forma conjunta. Tendríamos entonces, que empezar hablando de qué entendemos por comunicación. Etimologicamente significa hacer juntos, construir juntos.
Y si eso es así, tenemos que diferenciar entre lo que es "información", lo que es "manipulación" y lo que es "comunicación".
Información es el conjunto de datos procesados, cuantitativos y cualitativos, sobre el mundo exterior que, puestos a disposición de un individuo, mejoran su capacidad para tomar decisiones.
En el caso del área rural, la información es clave para la toma de decisiones. Es evidente que un productor rural que dispone de información actualizada y fidedigna sobre el mercado, sobre nuevas semillas y nueva maquinaria, puede tomar decisiones mucho más correctas. Además necesita información sobre crédito y sobre los organismos del Estado que pueden colaborar con él. Si dispone de toda esa información en forma oportuna y rápida, tomará decisiones mucho más adecuadas para su propio desarrollo. No es necesario reiterar que los datos no son sinónimos de Información. Para que lleguen a serlo deben ser procesados para asegurar que se cumplen ciertos requisitos: Oportunidad, capacidad Predictiva, Fiabilidad o indicación del margen de error, Accesibilidad, Intelegibilidad y Utilidad. Ello significa que los datos deben ser procesados para que satisfagan estas condiciones.
Por otro lado, también existe la manipulación. Esta se expresa, por ejemplo, cuando una empresa decidida a toda costa de vender más agro-químicos, no informa sobre el riesgo y los peligros en caso de mal manejo, o no informa correctamente sobre las dosis adecuadas. Ello provoca que terminen aplicándose dosis que superan las necesarias y que eliminan no solamente el agente nocivo que se pretendía atacar sino que alteran totalmente el equilibrio ecológico del entorno.
Es ese caso, cuando alguien entrega información parcializada, fragmentada o destinada a que aquél que la recibe adopte conductas que son funcionales para el emisor, pero no para el receptor, estamos en presencia de un proceso de manipulación.
Por último, cuando a través de un diálogo permanente entre los universos -en este caso el Estado y el universo rural- logramos la construcción de mensajes que permiten compartir ciertos tipos de información; y cuando los temas sobre los cuales va a versar el diálogo, los códigos utilizados para el diálogo y los momentos en que éste se produce son acordados entre los dos universos, estamos en presencia de un proceso de comunicación.
Se mencionó anteriormente que otro instrumento importante, el cual puede coadyuvar a la producción y el uso de mensajes es la capacitación.
Valerio Fuenzalida, puntualizaba las ventajas de un medio masivo como la televisión para la información, pero, puntualizaba también, sus limitaciones para la capacitación y desde luego para la toma de decisiones y para la modificación de actitudes y conductas.
En general, para modificar las conductas en el área rural necesitamos procesos de capacitación. Pero, para que el poblador rural pueda responder en este supuesto diálogo con el Estado, tendrá que participar organizándose, en contra de la tendencia individualista que aquí se indicó. Nadie se va a organizar si no ve claramente los resultados positivos que brinda esta organización; nadie va a dialogar si tiene una experiencia previa de diálogos entre sordos o de actitudes autoritarias. Evidentemente la posibilidad de diálogo con el productor rural está marcada por una historia bastante larga. El Estado necesita este diálogo tanto o más que ellos y para eso requiere contar con interlocutores organizados en el seno de la sociedad rural, porque no puede dialogar uno a uno. Puede informarlos uno a uno usando medios masivos pero, para dialogar, necesita organizaciones y la organización se da cuando existe participación y no puede existir participación sin la comunicación. De ahí que en el área rural necesitemos "información", "comunicación" y "capacitación".
¿Con qué instrumentos?, tal vez eso es lo que menos debe preocuparnos. Si establecemos un diálogo, será éste el que nos diga cuales son los instrumentos más adecuados e idóneos. Pienso que la televisión tiene un papel importante para la información y la educación. Coincido con Valerio en que no es funcional para la capacitación y debiera permitir la comunicación, pero, por razones de índole fundamentalmente económicas, no creo que sea el instrumento que facilite la comunicación. Habría que buscar cuáles son los instrumentos teniendo mucho cuidado. Alguien dijo que el Estado usa los instrumentos de que dispone y en el orden en que aparecen. Ultimamente, tenemos un problema con los medios como el fax, el teléfono, el satélite, la Red, el celular y la televisión, y es que hemos caído en una priorización de los electrones por encima de la prioridad que debiéramos dar a las neuronas.
Resulta que todos estos instrumentos electrónicos son manejados por hombres y dirigidos a hombres. Lo que nos debe preocupar es para qué grupo social es más conveniente y más eficiente un determinado instrumento. Eso debe derivarse de las comunicaciones que establezcamos con el usuario de los mensajes que queremos producir.
Y aquí llegamos al último punto: la comunicación es un diálogo. Si los medios permiten informar, capacitar y comunicar, y si, independientemente del medio que elegimos, este medio debe ser manejado por un hombre, nos encontramos con un problema que ya también se avanzó; el extensionista.
Cuando el Estado quiere informar al productor rural de sus decisiones, de las nuevas propuestas de mercado o tecnológicas, utiliza un individuo, un ente social, que es el Extensionista. Este Extensionista ha sido configurado en gran medida por las acciones del Estado, y aquí hay algo curioso, se supone que su papel es ser el articulador entre las decisiones y políticas del Estado y el productor que va a sufrir esas políticas, o a complementarlas y disfrutarlas. Lo que pasa después, ya es harina de otro costal, pero el hecho es que él es el articulador entre las políticas del Estado y el ejecutor final de ellas. No es un hombre que haga investigación o adaptación tecnológica: el papel del Extensionista es, fundamentalmente, hacer comunicación didáctica, porque se supone que su función es comunicar y articular el Estado con la base productora, transferir ciertas propuestas tecnológicas, elaboradas fuera del entorno rural, al productor que tiene que usar esas propuestas.
Por lo tanto, el Extensionista no es en si mismo un técnico ni un veterinario, ni un ingeniero o técnico agrícola o forestal, puede ser cualquiera de ellos. Pero por su función es, fundamentalmente, un comunicador y yo creo que Francisco Fabres tiene razón; creo que al Extensionista el Estado lo envía a terreno y lleva por todo instrumental el nombre, el apellido, una mano delante y la otra detrás. Además, es el hombre peor pagado de toda la estructura de relación del Estado con el productor y, en cuánto a las jerarquías establecidas por cierto sistema de codificación, escalafón, etc., es el hombre de menor nivel.
Además, lo curioso es que se le pide a este extensionista que se haga responsable del desarrollo rural, cuándo todo lo que él puede manejar, en el mejor de los casos, es alguna información de carácter general y otra de carácter didáctico en áreas técnico-productivas, pero no maneja el mercado ni los precios que son importantes para tomar decisiones. Sin embargo, después le pedimos cuentas de por qué no hubo desarrollo en una determinada área.
Hay dos temas fundamentales en los que el extensionista no es preparado ni es formado:
un buen manejo de la comunicación y un buen manejo de elementos didácticos, y sin embargo, esa es su función fundamental.
Yo diría entonces, si queremos establecer comunicación entre el Estado y el mundo rural, primero tenemos que pensar en los hombres que van a establecer esa comunicación; después en los instrumentos que estos hombres pueden manejar y que pueden ser eficientes para cada una de las áreas en las cuales hay que producir e intercambiar mensajes. A continuación, definir el tipo de mensaje que vamos a producir, si el productor rural y el Estado necesitan información, capacitación, o procesos de comunicación para la participación. Por último, con un sistema puesto en marcha y actuando, podríamos entrar a discutir si los modelos, las teorías, las críticas a los modelos o a los instrumentos, son o no correctos.
Si no se pone en marcha un sistema real de comunicación que tenga que ver con el desarrollo rural, tal como lo entienden en su conjunto el Estado y los productores rurales, va a ser una decisión unilateral que va a obligar al Estado a manipular al productor, porque el criterio y el concepto del desarrollo que manejan ambos es diferente. Por eso se requiere de comunicación.
Y esto no en términos lírico-poéticos, sino en términos de eficiencia productiva real para el país, para los organismos del Estado y para cada uno de los productores. La posibilidad de producir mensajes que respondan a necesidades detectadas, que estén estructurados con los instrumentos determinados en conjunto y que utilicen los códigos del interlocutor masivo, significa necesariamente producir mensajes más eficientes. No es un problema lírico, insisto, es un problema de eficiencia. Para garantizar que un mensaje cumpla la función que se le atribuye, debe ser diseñado en acuerdo con el destinatario final, y esto significa que en materia de comunicación rural, no podemos y no debemos trabajar con receptores sino que debemos trabajar con interlocutores.