La estructura pedagógica de un curso y de sus clases componentes se establece en función de tres factores básicos:
Contenidos que desarrolla el curso y su distribución en cada una de las clases.
Características básicas de los participantes para los que se prepara el curso: Nivel de estudios formales, género, actividades productivas, organización que integra, nivel de liderazgo, nivel de interés manifestado, etc...
Recursos disponibles para la actividad pedagógica: Docentes (formación, nivel y experiencia), materiales escritos, productos audiovisuales, materiales para ejercicios, posibles trabajos prácticos.
La primera clase del curso, tras la presentación e identificación de participantes y docentes, se inicia con el reconocimiento y la descripción del problema que el cuso pretende encarar. Puede hacerse obteniendo de los participantes su visión parcial y consolidándola en una etapa final por parte del docente.
En esta etapa es posible determinar las dos variables que facilitan o pueden dificultar el aprendizaje: La aptitud y la actitud. Ambas, para un grupo no menor de veinte participantes muestran siempre una distribución gaussiana: unos pocos con escasas aptitudes, un grupo medio con aptitudes normales y otro grupo, reducido, con aptitudes extraordinarias; lo mismo se encuentra para las actitudes frente al proceso de aprendizaje. Parte de la tarea docente consiste en llevar hasta el nivel del grupo medio a los que plantean mayores dificultades utilizando la colaboración de los grupos de mayor nivel.
A continuación se expone de que forma el “saber” que se compartirá puede ser una contribución a la solución del problema descrito. Deberá explicitarse el alcance y los límites de este componente: es condición necesaria, imprescindible, pero no suficiente. Esta descripción del valor de uso del curso contribuye a generar una actitud afectiva positiva frente a las posibles dificultades y esfuerzos que requerirá el proceso de aprendizaje. Reforzará aún más esta actitud afectiva la explicitación de dos rasgos únicos del “saber”: es el único insumo disponible que no ser agota con el uso, sino que, por el contrario y a diferencia de los demás insumos, crece con el uso. Además, de todos los insumos que maneja, o debe manejar, el sujeto del desarrollo, este es el único insumo no expropiable.
A renglón seguido el docente expondrá los contenidos de cada una de las clases, los procedimientos didácticos que se utilizaran y el tipo de seguimiento autocorrectivo, evaluativo, que se realizara. Además se establecerá la vinculación o relación de tipo horizontal que puede darse con otros campos de conocimiento y con las experiencias vivenciales cotidianas de los sujetos o con aquellas de las que poseen información. Con ello se alertan las redes neuronales que se verán comprometidas a futuro en el proceso y se incrementan los niveles de participación de los participantes (valga la redundancia).
A partir de ahí se inicia el desarrollo de los contenidos de la primera clase, no sin antes asegurarse de que los objetivos, contenidos y metodología a utilizar han sido comprendidos por todos los participantes.
El desarrollo de esta y de las clases siguientes será siempre lineal, siguiendo las pautas que hemos denominado “Códigos Pedagógicos” y que se encuentran en el documento ya disponible.
Cuando se capacitan productores rurales, la inscripción en el curso solo se realiza después que hayan participado en esta primera clase. En ese momento conocen la propuesta, los horarios que ellos mismos han definido, el lugar en que se desarrollaran las tareas, los aportes que deben realizar para efectuar los trabajos prácticos y los posibles resultados. El que se inscribe lo hace con el conocimiento pleno de la propuesta y esa es la razón por la cual nunca hemos tenido deserciones.
Cualquiera de las clases siguientes, salvo la última, tendrán la siguiente estructura:
Se inicia la clase con un resumen recordatorio de los contenidos de las clases anteriores. El objetivo de este resumen es el refuerzo de los contactos sinápticos o de las nuevas redes neuronales establecidas para acopiar las informaciones y habilidades intelectuales propuestas en dichas clases. Su duración no debe superar los tres minutos.
Se prosigue con un adelanto de los contenidos de la clase en curso, con el fin de alertar las redes neuronales que procesaran dichos contenidos y establecer los vínculos horizontales con otros contenidos relacionados. Este avance puede durar de dos a cuatro minutos.
En la medida de lo posible las clases deben ser monotemáticas y acotadas. De existir la necesidad de tocar varios temas, al finalizar cada uno debe hacerse un resumen y una integración a los otros temas.
A continuación se desarrollan los contenidos en forma lineal, siempre en forma pausada, con los énfasis necesarios y utilizando los recursos didácticos de que se dispone y que deben haber sido probados previamente. Cuando usamos algún tipo de máquina no podemos olvidar la “Ley de perversión de los objetos inanimados”: fallan cuando más los necesitamos.
Si es posible se debe solicitar a los participantes, en grupos de dos o tres, que preparen alguno de los temas que puedan serles familiares, para exponerlos ante los demás y ante los docentes. Ello constituye un elemento de aprendizaje de las lógicas de la socialización del conocimiento que tendrán que utilizar cada vez que tengan que capacitar a otros.
Con cierta frecuencia se hace necesario introducir alguna información, o elemento, o concepto, auxiliares para el desarrollo del tema. En ese caso se avisa de la situación, se hace un resumen de lo avanzado hasta el momento y se expone el elemento auxiliar requerido. Finalizada esta digresión se incorpora el nuevo elemento, se hace un nuevo resumen y se prosigue con el desarrollo lineal.
La clase finaliza con un Resumen de los conocimientos compartidos hasta el momento y una Síntesis conceptual de los mismos, con el objetivo de reforzar los nuevos contactos sinápticos o redes establecidas para procesar las nuevas informaciones, habilidades intelectuales y, cuando se realizan ejercicios, las destrezas psicomotrices puestas en acción para la ejecución de los mismos. Este resumen puede durar hasta tres minutos.
Por ultimo, se expone un avance de los contenidos de la siguiente clase, con el fin de alertar las redes neuronales que los procesaran. El avance de contenidos no debe durar más de dos minutos.
El final de la ultima clase debe incluir un Resumen y una Síntesis de todos los contenidos del Curso. En esta última clase el resumen y la síntesis pueden durar hasta ocho minutos cada uno.
Dado que, desgraciadamente, se nos exige siempre una evaluación del proceso y de los participantes, debemos alejarnos del tipo de evaluación que es habitual: El análisis “post mortem” del nivel de aprendizaje alcanzado por los participantes mediante un interrogatorio acerca de lo que recuerdan.
Proponemos, en cambio, un seguimiento autocorrectivo permanente, que permita mejorar los procesos de enseñanza para incrementar el aprendizaje. Este seguimiento debe detectar los avances y sus causas, así como los retrasos y lo que los provoca, para poder optimizar los primeros y reducir al mínimo los segundos. El éxito de los participantes es el éxito del docente, tal como el fracaso de ellos es nuestro fracaso.
El seguimiento puede realizarse de muy diversas formas. Se puede pedir a cada uno de los participantes, en el momento adecuado, que prepare un tema y lo exponga en la clase. Se puede pedir a los más rápidos y avanzados que colaboren con los que experimentan más dificultades. Cuando hay ejercicios se puede observar la capacidad individual para realizarlos. Cada uno de los que participa en un curso tiene habilidades y capacidades diferentes, por lo que debemos estar atentos a dichas diferencias y promover las mejores capacidades de cada participante.
Es decir, priorizamos los sistemas de evaluación formativa sobre los sistemas de evaluación punitiva.
Si, de todas formas, hemos de presentar una evaluación con nota aun tenemos algunas alternativas. He probado estas cuatro con resultados bastante satisfactorios.
La primera consiste en solicitar a los participantes que me califiquen para a continuación, y explicando que soy ateo, recordarles lo que dice La Biblia: Con la vara que midas, serás medido. Y les doy la misma nota que me dieron. Tiene la ventaja evidente de sancionar en sus propios términos al participante que quiere molestar al docente y siempre aparece un participante descontento y con ganas de volcar ese descontento sobre el docente.
La segunda alternativa consiste en solicitar a cada participante que se autoevalúe y evalúe a los demás. Se construye una matriz numérica que permite un nivel de evaluación bastante ajustado por parte de quienes mejor conocen a sus compañeros.
La tercera alternativa compone la nota con tres elementos: a) asistencia b) calificación del o los docentes y c) solicitarles que formulen tres a cinco preguntas de examen para evaluar el curso que acaban de seguir. Los dos primeros elementos tienen un 30% del peso de la nota final y el último el 40%.
La cuarta, que no excluye las anteriores, consiste en solicitar propuestas para mejorar el curso, en caso de que vuelva a dictarse. El análisis de lo que sugieren los participantes da una medida muy clara de su nivel de comprensión de los contenidos y de las estrategias utilizadas para compartirlos.
Manuel Calvelo Rios
Brasilia, Julio del 2013.