Pedagogía y Comunicación
Pedagogía y Comunicación

Pautas pedagógicas

Unidad de Introducción al proceso pedagógico.

 

Para que los procesos pedagógicos sean fluidos y eficientes es necesario explicitar un punto de partida que facilite el trabajo conjunto. Este punto inicial son las propuestas que siguen. En parte sabiduría tradicional, en parte elementos obtenidos de la poesía de diversos autores, en parte derivadas de las experiencias de comunicación para el desarrollo realizadas por equipos de diversos orígenes y países, y en parte elementos de conocimiento científico moderno, traducido y adecuado a las necesidades de los procesos de enseñanza destinados a favorecer los de aprendizaje. Todo lo anterior estructurado en un modelo dotado de un sólido marco teórico-práctico, con eficiencia comprobada durante su aplicación reiterada.

 

  1.   No hay nada más práctico que una buena teoría. (Formalización de la experiencia).

Si se acciona sin una teoría que rija las actividades se cae en el empirismo y cualquier cambio en las condiciones de contorno torna las acciones ineficientes y hasta peligrosas. Debemos conocer el “porqué” teórico del “cómo” práctico con que operamos. Sólo de este modo la práctica será sustentable. Si no existe un marco teórico, se imparten recetas pero no se comparten pautas de procesamiento. El marco teórico facilita, además, la solución a los problemas que se presentan durante el proceso y la formalización de los avances con el fin de poder compartirlos.

 

  1.   “No hace falta ser meteorólogo para saber de dónde sopla el viento” (Bob Dylan).

A veces un sondeo reemplaza legítimamente una investigación, consume menos recursos, está disponible en plazos más cortos y no requiere el nivel de rigor y costos de la investigación. En el campo social, en permanente cambio, si optamos por una investigación es posible que al finalizarla la realidad ya sea otra. La investigación operativa, participativa, es otra alternativa a la de carácter académico estricto.

 

  1.   Priorizar las neuronas sobre los electrones. (Formalización de la experiencia).

Cada vez que alguien dice que no puede realizar un trabajo audiovisual porque no tiene el equipo requerido para ello, hay que recordarle que cualquier equipo doméstico actual tiene mejor calidad que cualquier equipo profesional de hace veinticinco años. Si las ideas, contenidos del mensaje, sea oral, gráfico-literario, sonoro o audiovisual son claras, ordenadas e importantes y tienen utilidad para el destinatario de dicho mensaje, la calidad técnica requiere solamente una relación señal/ruido lo bastante alta como para no perturbar la percepción.

 

  1.   “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” (Antonio Machado).

En todo proceso de comunicación para el desarrollo, el diálogo con el interlocutor va a enriquecer en forma constante los contenidos de dicho diálogo. No podemos pretender producir un mensaje definitivo, sino la construcción conjunta de nuevos mensajes en forma permanente. Es decir, la comunicación es un proceso dinámico y permanente y no un hecho aislado, tal como el desarrollo es un proceso y no un estado fijo.

 

 

 

  1.   Si lo oigo, me olvido; si lo veo, me acuerdo; si lo hago, lo aprendo. (Sabiduría popular del altiplano andino).

No todo lo que se oye se olvida; no todo lo que se ve se recuerda; pero aquello que hacemos queda aprehendido en forma permanente puesto que para hacer necesitamos poner en actividad la mayor cantidad de redes neuronales, tanto aferentes como eferentes, y ello permite la retención a nivel neurológico del conocimiento aplicado y asegura el aprendizaje. Para invocar un principio de autoridad, que no todos respetan, vale la pena citar a Aristóteles cuando dice que “la inteligencia no sólo consiste en el conocimiento, sino también en la destreza para aplicar los conocimientos a la práctica”.

 

  1.   Participar es obtener o recuperar espacios de poder social negados o expropiados. (Formalización de la experiencia).

Esta aproximación a una definición fue elaborada a partir de una sugerencia de Santiago Funes, cuando analizábamos los procesos de comunicación que no pueden ser sino participativos. En caso contrario son manipulación. No es simplemente poder hablar, ni siquiera votar, sino que la participación es un tema de poder. De ahí que en los procesos pedagógicos que realizamos solemos llamar participante al que normalmente se conoce como alumno, ya que se trata de un sujeto que se está potenciando (y no empoderando, como afirman algunos analfabetos en inglés y castellano) con la adquisición de nuevas informaciones, habilidades intelectuales y destrezas psicomotrices, es decir, conocimiento.

 

7.         El “saber” es la integración de sabiduría tradicional y conocimiento científico. (Formalización de la experiencia).

La sabiduría tradicional, inscripta, tiene los límites del conocimiento sensorial del que deriva en cada sujeto. Lo que es muy pequeño o muy grande, lo que es muy rápido o muy lento, están con frecuencia fuera de los límites de la capacidad de observación sensorial y, por lo tanto, a veces faltan en el campo de la sabiduría. El conocimiento científico moderno, descripto (en libros u otro tipo de soportes), tiene sus propios límites, el primero de los cuales suele ser una tendencia mecanicista acentuada, aunque modernizada y progresista, que pierde de vista el carácter dialéctico de los procesos biológicos, sociales y físicos. Ambos campos se expresan con sus jergas propias y es tarea del comunicador para el desarrollo realizar las traducciones que sean necesarias para producir la integración destinada a facilitar los procesos de desarrollo endógeno, autogestionado y sustentable.

 

8.         El saber es entretenido y ameno. (Comprobación empírica).

Los medios masivos nos han educado y convencido de que el saber y la cultura son, por definición, aburridos y por ello la programación cultural se da entre dos y cinco de la mañana, según la acertada definición de Les Luthiers. Nada hay más falso. Sabiduría y conocimiento constituyen una aventura del pensamiento y de la historia de la humanidad con todo el atractivo de la mejor historia de suspenso y, a veces, desgraciadamente de terror. Es una de las funciones del pedagogo rescatar los elementos de asombro, suspenso, fracasos y logros de la historia de la ciencia y de los científicos, para tornarlos inteligibles y, por lo tanto, atractivos. Y también lo es la valoración de la sabiduría de nuestros abuelos, que se encuentra en la base de la ciencia moderna. El saber os hará libres afirmaba San Pablo y no hay duda que promover, compartir y difundir el saber es una acción liberadora en el seno de la sociedad, sobre todo si tomamos en cuenta que se trata del único insumo que crece con el uso, en vez de desgastarse como sucede con todos los demás insumos y, además, es el único insumo que no puede expropiarse.

 

9.         La suerte de la flota depende del buque más lento. (Dicho de los marinos rusos).

En cualquier grupo de participantes se encuentra siempre una distribución similar: unos pocos con dificultades grandes para el proceso de aprendizaje; un grupo mayoritario con las dificultades medias, propias del que se asoma a un nuevo campo de “saber”; y un reducido grupo sin ninguna clase de dificultad. El grupo docente debe atender a los de mayores dificultades, para incorporarlos al grupo medio y así lograr un ritmo homogéneo de aprendizaje. No es necesario dedicar demasiada atención al grupo sin dificultades, ya que ellos seguirán los procesos sin mayores problemas. Por el contrario, es posible incorporarlos para que ayuden a los que tienen más dificultades. Pero siempre debe procederse con el mayor respeto para la diversidad: de ritmo, de modelo de aprendizaje, de respuesta. No nos parece que el mitificado Cociente de Inteligencia, mida algo más que los niveles de acuerdo entre quien formula los cuestionarios y quienes los responden. El éxito de los alumnos es el éxito del docente, así como el fracaso es más del docente que de los alumnos.

 

10.      “Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, maldigo la poesía del que no toma partido, partido hasta mancharse” (Gabriel Celaya).

En el campo de las ciencias sociales la pretensión de objetividad es totalmente falsa. Cuando nos insertamos en un grupo social, lo queramos o no, lo vamos a modificar. Hacerlo en forma ingenua es peligroso. Debemos insertarnos con una vección, con una dirección, con una propuesta, que deben ser claras. En el caso de la física de partículas elementales encontramos el principio de Incertidumbre: al observar una partícula vamos a modificar alguno de sus parámetros. Cuando un científico social pretende ocultar su interacción con el medio, tiende a la práctica del “terrorismo académico”, es decir, al uso de las jergas específicas, ignoradas por el otro, con el fin de enmascarar sus verdaderas opciones. Quien dice que no está haciendo política, está haciendo la otra política, la del “statu quo”, es decir se pone al servicio de los que detentan el poder. No existe la neutralidad, tal como no existe la objetividad, y por ello cuando se trabaja el tema del desarrollo es necesario tomar partido, no político, sino social.

 

11.       El esfuerzo de aprendizaje es personal e intransferible. (Comprobación empírica).

El docente puede, y debe, proporcionar información, vías de acceso a la misma, métodos y habilidades intelectuales para procesarla, así como mediante ejercicios y trabajos prácticos,  compartir capacidad para producir eficientemente mensajes de diversos tipos, en especial de carácter pedagógico.  Y debe hacerlo en forma clara, ordenada, vinculando cada información a las que la preceden, a las que la acompañan o se relacionan con ella y a las que seguirán. Pero no puede reemplazar el procesamiento neuronal, que tiene un elevado costo energético, que el participante debe realizar individualmente para integrar las informaciones a su campo de experiencias previas y al de sus expectativas para el futuro. Aprender es adquirir poder y nadie, salvo en el caso de las dinastías hereditarias o religiosas, adquiere poder sin esfuerzo.

 

12.      No hay preguntas tontas, sólo hay respuestas tontas. (Formalización de experiencias).

Toda pregunta es un aporte real y vital al desarrollo de un proceso pedagógico ya que orienta al pedagogo sobre el nivel de aquellos que participan en dicho proceso, sobre todo de los que experimentan más dificultades. Por ello debe estimularse la formulación de preguntas, e incluso de cuestionamientos, para que sea posible ajustar el nivel de las exposiciones y facilitar el diálogo. Cuando se formulan preguntas que no son pertinentes, es suficiente explicitarlo y dejar la respuesta para otro momento.

 

13.      Quien más aprende en un curso es el docente. (Formalización de la experiencia).

Esto es así ya que conoce el tema pero está obligado a profundizarlo en base a las preguntas, cuestionamientos y problemas de aprendizaje que enfrentan los participantes. Por eso debe enriquecer los contenidos y estudiar para     preparar nuevas respuestas, mejorar la estructura de las exposiciones y dotarse de nuevos instrumentos didácticos.

 

14.      Todo curso debe ser una provocación a los participantes. (Propuesta comprobada).

Hablamos de provocar, (pro vocare, llamar hacia adelante) es decir llevar al participante a poner en duda, de acuerdo al planteo cartesiano, todos los esquemas que maneja para someterlos a una confrontación con otras propuestas alejadas de lo que es habitual y conocido. Esta puesta en duda puede llevar a confirmar las ideas vigentes o a modificarlas cuando parezca necesario. La provocación debe generar polémica, con y entre los participantes, que facilite la emergencia de nuevas ideas y propuestas, tanto sobre los contenidos como sobre las formas de compartirlos. Y debe ser claro que todas las pautas de lenguaje (oral, escrito, gráfico, audiovisual) pueden ser vulneradas cuando ello es necesario, pero no por ignorancia de las mismas, sino por las necesidades tanto pedagógicas como creativas de los mensajes.

 

15.      Cada curso, debe ser mejor que el anterior y peor que el siguiente. (Propuesta).

De no ser así, el docente se estaría anquilosando. En primer término porque el “saber”, en cualquier campo en que lo consideremos, está en constante crecimiento y el docente debe actualizarse en forma permanente. En segundo término, porque cada clase y cada curso plantean nuevas dificultades, nuevos cuestionamientos, a los que es necesario responder con nuevos elementos didácticos que faciliten el aprendizaje. Reiteramos que el éxito de un docente es el éxito de los participantes y el fracaso de ellos es el fracaso del docente.

 

16.       Somos “subdesarrollados”, pero no podemos ser “subarrodillados”. (Propuesta).

Si ser subdesarrollado implica que no hemos alcanzado el nivel de crecimiento de ciertos países, tanto en materia económica como de alcoholismo, asesinatos en serie, suicidios, polución, agresión a los ecosistemas y a los grupos aborígenes, etc., podemos asumir nuestro subdesarrollo. Pero nuestros países disponen en abundancia (tanta que exportamos) de la materia prima más importante para lograr un nivel de desarrollo autónomo satisfactorio: materia gris. Si dejásemos de ser imitamonos de segunda categoría de todo lo que nos llega de fuera y, sin chovinismos extremos, nos dedicáramos a explorar nuestras capacidades potenciales; si dejásemos de buscar el nivel de calidad que se impone desde fuera y fijásemos el nuestro, estaríamos desarrollándonos. Es tan claro y simple como básico.

 

17.      El Participante evalúa permanentemente al Instructor. (Observación).

Mediante la observación de las exposiciones y de la gestualidad del docente, los participantes están midiendo en forma permanente tres cosas: a) Si el docente conoce con la profundidad adecuada el tema que está exponiendo; b) si el docente sabe como exponer el tema que conoce para que sea comprendido con el menor esfuerzo; y c) si el docente quiere realmente  compartir lo que sabe con los particiantes.

 

18.      Si el sentido del aprendizaje no es claro, la atención es baja. (Observación).

Todo curso, toda clase, todo tema debe tener un valor de uso que tiene que ser explicitado por el docente para obtener del participante la atención y el esfuerzo requeridos para el aprendizaje de cada uno de los temas, clases y cursos.

 

19.      Después del desinterés la fatiga es el mayor obstáculo al aprendizaje. (Observación).

El desinterés es el resultado de la ignorancia en que se mantiene al aprendiz sobre la utilidad que para su vida tiene lo que se le propone que, con un cierto esfuerzo, aprenda. La fatiga es el segundo enemigo del aprendizaje y la fatiga se incrementa cuando la densidad de los mensajes pedagógicos es demasiado alta, cuando la relación señal/ruido es baja, o cuando la estética del mensaje no es la pedagógica, sino de la ficción o autoexpresión.

 

20.      Todas las pautas, normas y leyes de los lenguajes audiovisual y pedagógico pueden ser violadas, pero sólo por decisión pedagógica, creativa o científica, nunca por ignorancia. (Constatación empírica)

De no ser así ni el lenguaje audiovisual, ni la pedagogía, ni la cultura y en particular su expresión más elaborada, la ciencia, hubieran progresado.